Neo Ranga, a diferencia de otros animes, no tiene sus orígenes en un manga, sino que es un producto que nace con la intención de ser emitido directamente por televisión. En concreto, por el canal digital WOWOW el 4 de abril de 1998. De este modo, a lo largo de 48 episodios, de quince minutos cada uno (lo que rompe la tradición de los veinte minutos de duración), Neo Ranga se convirtió en una de las series más originales y mejor cuidadas de aquella temporada. Pony Canyon y Studio Pierrot se encargaron de producir el anime y consiguieron unos resultados más que decentes. La dirección estuvo a cargo de Juno Kamiya, el aclamado director de Video Girl Ai, Blue Seed o Hikaru no Go.
Esta serie destaca por un gran cuidado del diseño de producción. Desde los espectaculares fondos hasta el estilizado diseño de los personajes, todo en este anime está elaborado muy técnicamente. Los colores son variados y muy vistosos, y la fluidez de movimientos es digna de admiración. Hay un trabajo meticuloso en este último aspecto, y es muy raro ver un episodio que baje de la media de calidad, ya que la regularidad técnica es una de las características más atrayentes de Neo Ranga. Del mismo modo, la música consigue dotar al producto de un halo místico. Los sonidos tribales dotan Neo Ranga de un poder ancestral y impregnan la historia de un sentido trascendente.
Además, la historia es enigmática y atrayente, sin que llegue a ser demasiado enrevesada. Su mejor carta es la manera como se enumera la información, poco a poco, lo que mantiene a los seguidores en suspenso de un episodio a otro y ofrece sosegadamente detalles de cada uno de los protagonistas (con especial mención a las hermanas protagonistas).
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